oy en día casi nadie, aunque nunca es bueno asegurar al 100% nada, dudará que la música es muy positiva para todos y sobre todo para los más jóvenes en su proceso de crecimiento y aprendizaje. El beneficio o los estímulos buenos que puede provocar son mayores que los negativos, los cuales son bastante complicados de encontrar. Aun así, podemos destacar que numerosos estudios confirman los beneficios de la música en la mente, aunque en realidad también existen beneficios físicos y que afectan a muchas facetas de la vida.

Pero centremos en los jóvenes y explicar qué cosas aporta que aprendan música cuando son pequeños. En primer lugar encontramos, que de hacerlo mostrarán un tremendo aumento de la capacidad de memoria y concentración. La razón es sencilla, ya que para aprender tienen que practicar y antes de esto por obligación hay que estudiar, y hasta donde nosotros sabemos la única manera de estudiar, en este caso las melodías o conceptos nuevos, es de memoria pero comprendiendo qué se está tratando de interiorizar.

En este proceso de aprendizaje los más pequeños muestran que son más habladores o aprenden antes a expresarse que los que no aprenden música, estos es gracias a que aprenden patrones que les estimula la capacidad del lenguaje.

Llegados a este punto es bueno que todos los que lean estas líneas echen la vista atrás y recuerden cuando eran jóvenes y más concretamente a las canciones que en aquella época se aprendían. ¿A que somos capaces de repetir la melodía y en gran parte las letras, aunque no seamos en la actualidad grandes cantantes? Esto es un resultado de la alta capacidad positiva que la música, en este caso las canciones, tienen en los jóvenes y no es otra cosa que en aumentar la capacidad de aprendizaje de nuevos conceptos en la vida.

Por otro lado, este beneficio se traslada de la mente al físico siempre que los jóvenes aprenden a tocar instrumentos desde bien jovencitos. Además de la memoria, a la hora de aprenderse las melodías o canciones, tienen que recordar los movimientos de los dedos, las manos... No es fácil pero en poco tiempo, porque son jóvenes, lo interiorizan y lo aprenden. Lo importante en este punto es que lo vean como un juego. En este punto apenas sin darse cuenta empieza a ser cada vez más ordenados, empiezan adquirir técnicas propias de aprendizaje y a ser conscientes de que haciendo una cosa u otra podrán tener el resultado que desean o no llegar a tenerlo. Aunque sobre todo lo que conseguirán es ser felices porque se estarán divirtiendo con la música, estarán jugando y a medida que pase el tiempo verán que cada vez son capaces de hacer muchas más cosas.

Otra de las cosas positivas es que al hacerlo en grupo, siempre es más divertido que hacerlo solo, empezarán a vivir sus primeras interacciones con otras personas similares a ellos. Tendrán a sus primeros conocidos y amigos con los que tocarán por ejemplo un instrumento en grupo, y quién sabe si con el tiempo llegarán a crear un grupo de música juntos. También, al hacerlo con otras personas potenciarán todavía más el oído, su capacidad de escucha, aprendizaje, respeto cuando otro compañero o compañera no acierta en una nota y lograrán tener diferente habilidades sociales que resultarán positivas en su crecimiento. La decisión y la creatividad son otros de los aspectos positivos que existen cuando los jóvenes aprenden música, ya sea cantada o tocada, o cualquier tipo de arte. En esta línea hay investigaciones que demuestran que son capaces de madurar emocionalmente antes y el simple hecho de repetir patrones les hace aumentar la creatividad.

es bueno en muchos sentidos

No cabe duda de que para los más jóvenes como para los que no lo son tanto la música ejerce un poder estimulante y beneficioso tremendo. Aun así, muchas personas lo reducen a un mero entretenimiento pero no están en lo cierto, ya que los pros que tiene la música, en cualquiera de sus variaciones, es positiva para la mente y por ende para todas las personas. En este sentido, ampliaremos el abanico de edad para que así podamos reflejar algunas cosas positivas que aporta la música en la gente.

El mayor beneficio es que puede ayudar a tener una vida más sana, más que nada en lo que a la mente se refiere. Esto es semejante a los efectos que pueden provocar en las personas la lectura o las proyecciones audiovisuales. Además, las tres cosas, aunque principalmente la música, provoca felicidad en aquellos que la escuchan. Sea la música que sea la sensación de bienestar en el que la escucha es tremenda. Muchas veces las personas utilizan una música determinada para recordar a alguien o algún momento determinado y eso, sin duda, consigue aumentar el optimismo de todos.

Otro de los beneficios es el desarrollo adecuado del cerebro. Éste está compuesto por dos hemisferios y los expertos dicen que cuando persona escucha o toca música activa el derecho, mientras que cuando el izquierdo se activa con la información y esto da la posibilidad de aprender mucho mejor. Al mismo tiempo, siguiendo con la escucha activa de la música, diremos que la liberación de endorfinas que produce la música hace que se reduzca el dolor, sea el que sea, que pueda tener una persona en un determinado momento, ¿no es maravilloso? Creemos que sí y esto se debe, una vez más, a que la sensación de bienestar que se siente en el momento hace que se vayan a un segundo todos los problemas que pudieran existir.

En cuanto a los dolores añadiremos que la música puede ser un gran acompañante para reducir la ansiedad o el estrés en momentos complicados para toda la sociedad como el que en la actualidad estamos viviendo con la covid-19. No cabe duda de que tenemos que fortalecer la cultura, en todos los sentidos.

Los expertos aseguran mediante investigaciones que para todas aquellas personas que tengan y sufran de migrañas la música puede ser una gran aliada para combatirla o por lo menos para sentirse mucho mejor. Al mismo tiempo dicen, que para las personas con problemas de movilidad la música ayuda a mejorar, entre otras cosas, la coordinación.

ayuda a los bebés a hablar

En un estudio publicado en la revista ‘National Academy os Science’ compararon la evolución de un grupo de 20 menores de nueve meses, a quienes enseñaron a reproducir ritmos musicales tocando sobre un pequeño tambor, y a otro grupo de 19 bebés de la misma edad pero a los que se les dio otro tipo de juguetes como automóviles o cubos.

Tras la investigación, ósea una semana después de que se les dejara jugar a cada grupo con lo que se les había entregado, se demostró que los bebés a los que se les entregó el tambor o dicho de otra manera, un instrumento musical aunque no lo supieran tocar adecuadamente, mostraron una mayor actividad en las regiones del cerebro importantes para el aprendizaje del lenguaje. Según los investigadores, “el ritmo de las sílabas ayuda a distinguir los sonidos y a comprender lo que dice una persona y es esa capacidad de identificar los diferentes sonidos lo que ayuda a los bebés a aprender a hablar”.

Aun así, con esto no queremos decir que los bebés a los que no se les entregó un instrumento musical nunca aprenderán a hablar, ni mucho menos. Solo que ellos han demostrado que el uso de la música, sin especificar uno en concreto, en los más jóvenes es muy beneficioso y esta, la mayor facilidad para aprender a hablar, es una de ellas.

El método Suzuky.Este sistema consiste escuchar primero la pieza que se tiene que tocar y de esta manera el alumno ya tiene una idea previa de cómo tiene que sonar la pieza antes de tocarla. Es decir, primero se enseña cómo quiere el profesor que quede y luego con esa base los alumnos tienen que tratar de emitirlo o tratar de llegar a hacerlo. Está recogido actualmente en libros y grabaciones para piano, violín, viola, flauta traversa, flauta dulce, violonchelo, arpa, guitarra, contrabajo, canto, charango, Tarka, mandolina y ocarina. Su fundador, Shinichi Suzuki, tenía la absoluta convicción de que si un niño era capaz de aprender a hablar sería igual con la música. Su método entre otras cosas se basaba en algunos principios como empezar muy pronto, respetando el ritmo del joven, repetir las veces que hagan falta y siempre con el apoyo y el aliento cariñoso de los padres.

El método Aschero. Se basa en establecer vínculos entre la vista y el oído. Se sustituyen las notas musicales por sonocolores, es decir, imágenes con sonidos. Es un método que recurre a las matemáticas y los colores haciéndolo atractivo y lúdico. Su creador es el doctor en musicología el argentino Sergio Aschero e inventó la numerofonía, un sistema de números, colores y figuras que reemplazan la tradicional y compleja escritura musical. Los colores vivos son los sonidos agudos y los fríos los graves. Es un sistema muy útil para jóvenes con dificultades emocionales.

El método Kodály. Se basa en el canto coral que parte de la música tradicional como lengua materna a partir de la cual un niño aprende a leer y escribir su propio idioma musical. Este sistema permite desarrollar diferentes capacidades cognitivas, corporales, socializadoras, sonoras y sensitivas a través de la interpretación de la música tradicional del contexto. Lo creó el músico y compositor húngaro Kodály y basó su método en la voz. Su enseñanza se basa en la lectoescritura -habilidad para leer y escribir-, las sílabas rítmicas, la fononimia -consiste en marcar la altura de los sonidos, situándoles en el espacio, colocando la mano a diferentes alturas- y el solfeo relativo.

“Soy profesora de música de ‘peques’ y doy clases en la escuela ‘Creative Soul’, que abrió el año pasado en Vitoria-Gasteiz”

“En plena pandemia iba a haber ido a estudiar la especialidad de música en Madrid, pero no pudo ser por el covid”

“Disfruto con los ‘txikis’ pero quién sabe, en el futuro me gustaría sacarme el título para dar clases en la ESO”