Muchos padres quisieran que sus hijos llegaran a dominar un instrumento musical. El inicio de la escuela primaria suele ser el momento en que se busca que se unan a un coro, a un club o tomen clases particulares, en la esperanza de que encuentren su vocación. Pero el interés del niño puede cultivarse desde mucho antes, siempre que lo guíen con la metodología apropiada.

Se puede aprender un instrumento desde que se nace”, dice el productor artístico Roberto Falquez. “Porque la voz, el cuerpo, son tus instrumentos. A los dos años puedes trabajar aspectos rítmicos con el cuerpo, aprender a cantar, aprender las notas y las melodías con un piano en el piso”.

Si la búsqueda de la familia es para el aprendizaje clásico de un instrumento musical o del canto, deben saber que esto implica una metodología y requiere que el niño sepa leer y haya fortalecido la memoria, para que su mente capte la parte abstracta y teórica de la música.

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Incluso es bueno esperar a que la motricidad del niño se haya desarrollado y que los dedos puedan estirarse y los movimientos tengan algo de independencia. La edad referencial, entonces, es a los 7 años.

Falquez, quien es educador en la academia Cemba, en Guayaquil, sugiere que los pequeños reciban estimulación musical a cualquier edad, pero con la metodología adecuada. “El aprendizaje de los instrumentos no está apegado a una edad, sino a una metodología”.

¿Qué debe considerar la familia al buscar un lugar para el aprendizaje musical de su niño pequeño (2-4 años)? A esa edad, el niño tiene que aprender los colores, los números, el lenguaje, a manejar su cuerpo. “Todo eso se hace a través del arte, el baile, el canto, con los instrumentos de la palma y la voz, y se van adjuntando conocimientos con la metodología musical correcta”.

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Se puede aprender un instrumento desde que se nace, porque la voz, el cuerpo, son tus instrumentos.

Roberto Falquez

La familia observará que su hijo preescolar no va a beneficiarse en ese momento de aprender una sinfonía o sobre los grandes maestros, sino que tendrá la oportunidad de complementar su formación y crecimiento a través del arte. “El arte se vuelve un puente”.

¿Qué ganará mi hijo preescolar con las clases de música?

En este proceso, el niño enriquecerá su lenguaje artístico, su discriminación auditiva, su sentido rítmico, y más. “Desde un punto de vista experiencial, dedicándome a la pedagogía artística hace muchos años, yo miraría lo siguiente”, recomienda Falquez:

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  • Dude si le ofrecen que a los 4 años su hijo aprenderá temas de Chopin; piense que eso no es natural para su hijo, que aún no sabe leer de corrido, no tiene la tonicidad en los dedos ni puede abrir las manos como requiere un instrumento.
  • Fíjese si le ofrecen clases grupales, eso es muy positivo. Las individuales son para los niños de más edad, pero los pequeñitos trabajan mejor en grupo, pues aprenden por imitación y repetición.
  • Mire que el trabajo sea por proyectos, para que sea dinámico. “Si para un adulto estar tres horas en una clase es terrible, si para un colegial una hora de clase es terrible, para el niño pequeño 15 minutos tienen ese mismo efecto”. Una clase de 30 minutos o 45 debe ser, por tanto, muy dinámica, manejar tres o cuatro pequeños proyectos a la vez, para que los niños vayan cambiando, y a través del juego y la dinámica musical hagan variaciones y no se aburran.

Música contemporánea para niños: algunos ejemplos positivos

“El principal desafío del padre”, opina Falquez, “es que el niño no deserte, porque todo lo que no se culmine es, en parte, tiempo perdido, pues no logró desarrollar nada”. Si en la metodología que le ofrecen la base es mantener la atención y el interés del niño para que no quiera desertar, entonces se irán logrando los dos objetivos: “que todo lo que vaya haciendo le vaya sumando, y que vaya aprendiendo de instrumentos, de los cuales posteriormente podrá especializarse”, de acuerdo con sus gustos personales, cuando tenga las cualidades para estudiar en periodos más largos, con menos cambios de temáticas y mayor profundidad en la materia.

La escucha activa se aplica a la música

La doctora Mary L. Gavin, del hospital de niños Akron, en Ohio, Estados Unidos, explica que los niños entre el primer y tercer año de vida necesitan acercarse a la música de manera activa, poder moverse, marchar, girar, zapatear, aplaudir. Escuchar pasivamente (como cuando va en el carro) está bien, pero no puede ser la única forma en que el niño tenga contacto musical.

Cerciórese de que la clase sea apropiada al desarrollo del niño. Eso significa que con chicos de 2 a 4 años la sesión no debería durar más de 45 minutos.

Dr. Mary Gavin

Uno de los primeros aprendizajes caseros es el ritmo. Si les da algo para golpear, como una cuchara de madera y una olla, tenga usted sus propios instrumentos a la mano, para que les marque el tiempo y ellos puedan imitarlo.

El aprendizaje del ritmo y de los movimientos coordinados son críticos más adelante, cuando el niño estudie matemáticas y lectoescritura. Anímelos, aunque sea enseñándoles a marcar el ritmo con el pie.

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Gavin confirma que los preescolares no están en el momento de leer o entender la música en este punto. No captarán notas individuales, pero sí pueden experimentar con diferentes tonos, de graves a agudos.

Si va a añadir un instrumento, hágalo simple. Use algo que el niño pueda sacudir: campanas, sonajeros, cascabeles, panderetas o palos de lluvia.

¿Debo ir a clases de música con el niño?

Cuando se trata de niños muy pequeños, Gavin aconseja que los padres estén presentes y se involucren en las clases. Si decide que reciba instrucción musical formal, asegúrese de que sea con un instructor certificado, que la escuela tenga buenas referencias y que el instrumento o los instrumentos que se utilicen estén adaptados a la edad del niño. Y que las expectativas de enseñanza-aprendizaje sean realistas.

“Cerciórese de que la clase sea apropiada al desarrollo del niño”, dice Gavin. “Eso significa que con chicos de 2 a 4 años, la sesión no debería durar más de 45 minutos, y debería ser algo que usted y su hijo compartan. Las clases son una manera divertida de aprender música, pero también dan material para disfrutar en casa”. Para que el niño realmente se beneficie de la experiencia, apliquen en familia todo lo aprendido. (F)